¿Por qué los mentirosos no miran a los ojos?

        

          Hace unas semanas un amigo y yo entramos en un debate muy interesante cuando le hice la siguiente pregunta:

Si pudieras elegir un súper poder, ¿cuál escogerías?

       Lo curioso fue que su respuesta fue igual a la mía, los dos elegiríamos el poder de saber lo que piensan los demás.
Leer la mente del prójimo es uno de los deseos más extendidos en la raza humana, pero no es algo tan utópico ni exclusivo de los héroes del cine y la literatura. Sólo hay que saber leer y descifrar los mensajes que el cuerpo de otro nos está mostrando.

          El cerebro controla toda nuestra actividad física y mental. Por eso muchas veces acompañamos una idea con un gesto concreto. Si nos duele la barriga llevamos nuestra mano al estómago o si nos preguntan donde está una calle, siempre acompañamos la explicación indicando la dirección con el dedo índice. Esto sucede porque el cerebro conecta nuestra mente con el cuerpo, de tal manera que hay gestos o movimientos inconscientes que nos delatan.

          Pero los gestos no son suficientes, para saber si alguien miente debemos saber qué está pensando. Aquí entra un aspecto muy importante: el movimiento ocular. El ser humano mueve los ojos en direcciones diferentes de forma sistemática en función de cómo esté pensando en ese momento. Los estudios neurológicos afirman que el movimiento del ojo lateral y vertical está conectado con la activación de una parte concreta del cerebro.
          Es una pista de cómo alguien accede a una información visual, auditiva o sensitiva. Mirar a un lado o a otro significa que la persona accede a una información de una forma concreta (en función de si es diestro o zurdo las pautas se invierten). Por eso, lo que importa es el proceso del pensamiento, no las respuestas.
En el siguiente gráfico podemos ver los movimientos oculares de una persona diestra:
 

          Siempre que una persona mira hacia su derecha está imaginando, por lo tanto hay un alto porcentaje de posibilidades que esté mintiendo. En cambio, si mira hacia la izquierda estará recordando una imagen, sonido o sentimiento que si experimentó.
          Con estas pistas podremos acercarnos un poco más al poder de leer la mente. Aunque no hay que tomar esta señal de forma aislada, debemos entender todo el contexto de la situación para conocer el pensamiento real de la persona. Es como una palabra en una oración, si no lees toda la frase no sabrás el verdadero significado que tiene.

Si quieres atrapar a un mentiroso empieza por mirarle a los ojos.

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